jueves, 30 de abril de 2009
Hemeroteca de La Vanguardia
miércoles, 29 de abril de 2009
Wikilibros
La casa de Bernarda Alba, en el TNC
Crítica al estreno: La casa de Poncia
sábado, 25 de abril de 2009
Cajero automático... ¡de libros!
Artículo de El País sobre el cajero automático de libros.
Cómo hablar como un político
He encontrado por internet una graciosa y a la vez interesante tabla, con la que siguiendo una serie de instrucciones podremos dar discursos eternos sin decir nada, emulando al mejor de los políticos.
Para que sea efectivo lo que tenéis que hacer es ir escogiendo una frase de la columna 1, después continuar dicha frase con otra de la columna 2, otra de la columna 3 y finalmente una de la columna 4. Después comenzáis de nuevo el proceso y podéis estar horas haciendo creer que decís cosas importantísimas sin estar diciendo nada. Lo importante es hablar sin mojarse y sin meter la pata...
Antonio Machado
lunes, 20 de abril de 2009
Poesía del siglo XX
viernes, 17 de abril de 2009
Ejercicios interactivos sobre la oración compuesta
Estos ejercicios interactivos sobre la oración compuesta elaborados por una profesora del IES Joan Ramis i Ramis de Maó (Menorca) nos vienen como anillo al dedo.
EJERCICIOS INTERACTIVOS SOBRE LA ORACIÓN COMPUESTA
SUSTANTIVAS |
ADJETIVAS |
viernes, 3 de abril de 2009
miércoles, 1 de abril de 2009
Tululo III
La profesora echó un vistazo por el ventanuco desde el que se divisaba una esquina de La Caleta de Cádiz. Daba clase en un colegio de la provincia, y, aunque era sevillana cerrada, los gaditanos le encantaban. Encima de la mesa de su estudio, unos cien exámenes para corregir. No se dejó invadir por la pereza, se sirvió un té frío y se sentó a la tarea. Antes, una última ojeada a la luz inmensa sobre el mar. Los ejercicios, 4.º de la ESO, trataban sobre las lenguas peninsulares y alguna cuestión de cultura general que había conseguido ir metiendo con calzador a los chavales: un poco de arte, unas pinceladas de historia. Leyó el primero: «Los versos utilizados en España antes del Renacimiento eran, mayormente, el dodecaedro y el octaedro». ¡Virgen Santa del Rocío! Tachó la respuesta, pero incorporó un «jajajá» con el rotulador rojo en el margen. No se desmoronó.
En el tercero de los folios se afirmaba literalmente: «El euskera es una lengua bilingüe». Se quitó las gafas, se masajeó las sienes: no podía ser cierto. Pero lo era, porque, según otro alumno: «El euskera se cree que llegó del Cáucaso [sic] con una familia de inmigrantes». Y todo ello, claro, escrito en lo que quería ser un andaluz fonético. Por ejemplo: «El gallego es de origen griego derivado del latín», que aparecía como «er gayego e dorihen jriego deribao der latín» De pronto, una respuesta le hizo fijar su atención de modo especial: «Tululo III». Allí estaba, como contestación a la pregunta número 12. «Tululo III». ¿Tululo Tercero?, se preguntó, ¿pero cuándo hablé yo de un Tululo Tercero? ¿Qué habría entendido aquella alma cándida? Preocupada, repasó la lista de reyes, de papas. ¿Tululo Tercero? ¿Acaso había querido decir Tululo Tres? Es posible pero ¿quién es Tululo Tres, en todo caso? Ya está, pensó, este elemento metió aquí a algún cantante de moda o a algún personaje de «Gran hermano», a algún Camilo Sexto moderno, armándose un taco. Se preparó otro té, más frío aún. Sonrió recordando aquel gazapo de un periódico que puso como pie de foto «Inocencio Díez» bajo una reproducción del retrato velazqueño del Papa Inocencio X. Ahí fue cuando se le encendió la bombilla. Recordaba, en efecto, haber explicado algo de pintores famosos en una de las clases. Recordó enseguida que había insistido mucho en que prestaran atención, que aquello iba a ser asimismo materia de examen, que guardaran silencio. Sí, incluso había llevado diapositivas al aula. La intuición le fue creciendo dentro como un irresistible golpe de mar. Algo tenía que ver el «Tululo III» de los demonios con aquella jornada. Algo, pero qué. Agitada, fue en busca de la cartera donde guardaba las preguntas del examen que había puesto. Encontró la de marras y aún quedó más perpleja. La había formulado así: «Escribe el nombre de algún pintor francés famoso». Y Tululo III ¿qué tenía que ver con eso? Ella misma fue repasando en su memoria los artistas franceses: Monet, Manet, Pissarro Sisley, Morisot, Delacroix, Renoir, Cézanne, Gauguin… Cuando cayó en la cuenta, hubo de sentarse de golpe en el sofá. Aquella clase se le vino al punto, imagen tras imagen, palabra tras palabra: «A ver, niños, hoy vamos a estudiar a un pintor muy bohemio y muy bueno que se llama Toulouse Lautrec». Y, claro, ¿cómo dice esa frase una sevillana adoptada por Cádiz? Muy sencillo: «Vamoh a estudiá a un pintó mu bohemio y mu güeno que ze yama Tululotré». Y el niño, sabedor de Felipes III, de Carlos III, de Abderramanes III, de tanta gente que ha sido III en la historia, no tuvo duda al copiar en su cuaderno el nombre del artista: «Tululo III». ¡Ole y ole, chaval!
Fuente: La Nueva España - CULTURA - Lo que hay que oir - Francisco García Pérez
Cartel de Henri Marie Raymond Toulouse-Lautrec